No esperaba mas sobresaltos hasta la próxima revisión pero parece que cuando tus deseos los pones en palabras y las transcribes a un blog entonces falta tiempo para que se tuerzan. Ya hace unos cuantos veranos que los alaveses sufren alguna que otra granizada espectacular que provoca coches abollados y cristales rotos. Siempre lo veía en la distancia, tampoco presté mucha atención a la granizada que hubo el pasado junio, que también hizo muchos destrozos en vehículos de Vitoria.
Los tres impactos provocaron rajas muy acusadas. |
Pero este 11 de septiembre me pasó a mi. Transitaba por la A8 entre Durango y Amorebieta y ya a lo lejos se divisaba "Mordor". Un cielo negro que avanzaba y que contrastaba con el sol que iba dejando en mi retaguardia. Empezaron las primeras gotas de agua mezcladas con granizo que iban complicando la conducción. Los coches fueron bajando la velocidad, algunos se fueron retirando hacia el arcén. Yo proseguí con precaución y confiando en la adherencia de mis Michelin Crossclimate. Arreció la granizada, el techo atronaba pero de vez en cuando se oía un ruido de impacto mucho mayor, de trozos de hielo mucho mas grandes. Algunos conductores tuvieron la genial idea de pararse en su carril, daba igual en cual estuvieran, debajo de un puente que cruza la autopista y permanecer a salvo. El resto, muchos hubiéramos continuado porque a veces es mejor atravesar la tormenta que quedarse parados, nos tuvimos que quedar alli sin ningún techo que nos protegiera. El ruido era ensordecedor, parecía que en cualquier momento uno de esos proyectiles helados iba a atravesar la chapa. No había reparado hasta ese momento en la luna delantera, vi que tenía varios impactos de los que salían preocupantes rajas que se extendían a lo largo del parabrisas. Me preparé para pasar al asiento trasero porque ya había visto como una mujer, en su coche viejo, había pasado al asiento posterior ya que su luna delantera literalmente había estallado en mil pedazos, como un vaso de Arcopal. Nadie podía ayudarle porque salir del coche era exponerse a un golpe en la cabeza.
Todas las superficies horizontales quedaron dañadas en mayor o menor medida. |
Todo esto que relato duró unos 6 minutos. Cuando el granizo dejó de caer y ya solo llovía, los coches empezaron a moverse. Tuve la precaución de poner unas marcas con el dedo al final de las rajas mas importantes para ver su evolución. Ya en casa, pude contemplar los daños a la luz del garaje. El techo y capó tenían muchas hendiduras que la luz del garaje convertía en pequeñas sombras. En las partes altas de las puertas y en otras superficies horizontales se veían impactos aunque en menor medida.
Llamé al seguro para dar parte. Lagun Aro en este sentido es un seguro de total confianza y me lo cubría todo. Primero había que sustituir la luna delantera en CarGlass y luego reparar la carrocería. Como CarGlass estaba desbordado de trabajo, hubo muchas lunas afectadas aquel día, me dieron cita para ocho días después. Mientras tanto viajé lo imprescindible y siempre controlando los testigos que puse al final de las rajas.
Ultimas configuraciones tras el cambio de luna. |
El proceso de sustitución de lunas es mas complicado en vehículos con sistemas de ayuda a la conducción ya que disponen de una o varias cámaras que cuando el cristal estropeado se retira hay que apagar y cuando se coloca el nuevo hay que volver a recargar parámetros y recalibrar. Es una operación que lleva, si todo va bien, unas tres horas.
Para el tema de la reparación de la carrocería la cosa fue para mas largo. El taller donde hice la reparación es uno de los recomendados por Lagun Aro que se llama Juvesal. Les conozco desde hace muchos años porque llevo nuestro otro vehículo a hacer las revisiones periódicas pero la razón por la que quería llevar el coche a este taller, Lagun Aro los denomina "talleres amigo", es porque disponen de coche de sustitución aunque no lo tengas contratado en el seguro. Me dieron cita para empezar a reparar el 7 de noviembre con lo que también quedé con el perito de la compañía ese mismo día.
El 10 de octubre recibo una carta del Ministerio del Interior en la que se acompaña de otra misiva de Peugeot informándome de un problema de seguridad en mi vehículo. Indagando por otras redes descubro que otras personas recibieron este mismo aviso ya en junio pasado. Si tan urgente y peligroso es, no entiendo que hayan tardado cuatro meses en enviármela. Pido cita en Peugeot Karealde para el próximo 7 de diciembre y me advierten que, para evitar problemas, lleve el coche cargado al 80%.
Carta de Peugeot |
El peritaje se produce el mismo 7 de noviembre en Peugeot Karealde, pero debido a la carga de trabajo, hasta el 22 de febrero no se va ha poder reparar. Se revisan los golpes y se decide que algunas piezas serán sustituidas y pintadas y otras se repararán subcontratando para ello el trabajo de un varillero.
El 7 de diciembre lleve el coche a reprogramar la ECU como me advertían en la carta de Peugeot. Les comenté como en su día el coche me había dejado tirado y como tuvieron que recargar todo el software y que me había gastado un dineral pero, como siempre en estos casos, me dijeron que aquel incidente nada tenía que ver con este problema.
Mensajes de MyPeugeot |
También les pregunté, ya que tenían que conectar la máquina de diagnostico, por un mensaje que había descubierto en la aplicación MyPeugeot que me informaba de un fallo en el sistema de ABS. Lo cierto es que no se había encendido ninguna luz de advertencia ni se había producido ningún mensaje de aviso. La aplicación MyPeugeot falla mas que una escopeta de feria, posiblemente sea otra falsa alarma, como lo son el resto de los mensajes que recibo de esta aplicación. Por ejemplo me advierte de que ya se han superado los kilómetros desde mi ultima revisión y que toca el siguiente mantenimiento. Ya no saben ni sumar: hice el mantenimiento faltando unos kilómetros para llegar a los 100.000 km así que el próximo me toca a los 125.000 km. Pues la aplicación y el coche ya me adviertan, con 120.000 km, que me había pasado de kilómetros.
Me entregaron el coche dos horas después y me dijeron que todo estaba bien.